André Garnier se ha movido por la Casa del Zapote como Pedro por su casa.
Ha sido el enlace formal entre el gobierno que preside Carlos Alvarado, y ciertos sectores muy activos del empresariado costarricense, como Horizonte Positivo.
Horizonte Positivo tiene una visión de las cosas que ha sido asumida alegremente por Alvarado. No es una visión progresista.
A la vista están los proyectos que el gobierno ha impulsado, que apuntan a debilitar y cargar sobre las espaldas de asalariados y clases medias el peso de la crisis fiscal y económica y a anular su capacidad de reacción.
Los grandes empresarios que conforman esta organización muy cuestionada, zafan el bulto.
En Costa Rica tenemos la mala costumbre de romper los fuegos electorales muy prematuramente. Y eso lleva a acomodos y cálculos de todo tipo. Bien pudiera ser que este ahí la explicación de la renuncia, entre sollozos y abrazos de Garnier.
La tarea fundamental está realizada.