RECORDEMOS Y HONREMOS LA FIGURA DE ALCANCE CONTINENTAL DE ANTONIO MACEO. En 1888 Antonio Maceo informa a José Martí de su disposición a contribuir a la “guerra necesaria” que empezaría en 1895. En una carta enviada a Máximo Gómez el 19 de diciembre de 1884, lanza un llamado a la unión de todas las fuerzas patrióticas: “(…) hoy como ayer pienso que debemos los cubanos todos, sin distinciones sociales de ningún género, deponer ante el altar de la patria esclava y cada día más infortunada, nuestras disensiones todas y cuantos gérmenes de discordia hayan podido malévolamente sembrar en nuestros corazones los enemigos de nuestra noble causa”. A partir de este pensamiento de Maceo, Martí resulta impresionado por su inteligencia y expresa un criterio sobre él que ha trascendido los tiempos: “Y hay que poner asunto a lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo. […] Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa, como la de la energía constante, y de una elegancia artística que le viene de su esmerado ajuste con la idea cauta y sobria. […] No deja frase rota, ni usa voz impura,… Con el pensamiento la servirá, más aún que con el valor. Le son naturales el vigor y la grandeza. […]”.