Los generales Francisco Villa, Raúl Madero, Pascual Orozco entre otros, escuchan atentos el discurso de Franciso I. Madero, el discurso que dio inicio a la revolución mexicana.
Los tiempos de crisis tienen la virtud de revelar la grandeza de los hombres; Francisco Villa paso de ser un simple “roba vacas” sin propósito, a comandar una de las divisiones más influyentes y determinantes en la revolución. Francisco Villa descubrió que no había nacido para ser un simple ladrón, que su vida tenía un propósito mayor y mucho más trascendente. Aunque muchos lo recuerdan como eso, un simple ladrón; yo creo que su vida y acciones fueron las de un héroe, caudillo y un gran líder.