Un par de tenis, una sonrisa de aprobación a un invite a caminar, termo con café y unas frutas son suficientes para que un día cualquiera se transforme en algo maravilloso. Conversar con la gente que habita en los pliegues de nuestras montañas es motivo de gzo visual y espiritual. Esta vez nos fuimos a Quebrada Honda y Llano Bonito de Desamparados, nos encontramos con don Humberto y doña Ruth, Ronald Cascante y su casa llena de macetas. Como el hambre azotaba y vimos en una casa colgando un racimo de bananos, nos acercamos para ofrecer comprarles la fruta, a lo que una amable señora nos contestó – ” Aquí no vendemos, regalamos, porque es lo que la tierra nos da para compartir”.? Puedes recibir mejor lección del Buen Vivir? Solo quedan palabras de gratitud para esos bellos seres humanos. He aquí fotografía que testifica de la belleza del lugar.