Les dijeron que las rayas horizontales ensanchaban la figura y más si eran simétricas.Que no debían combinarse jamás dos estampados. Que una señorita no sale a la calle en zapatillas.Que a partir de los cuarenta los zapatos rojos quedan descartados.Que las boinas solo las pueden llevar las niñas. Les dijeron que una auténtica señora nunca lleva el bolso en bandolera. Que evitaran los excesos. Que fueran discretas. Que no se sentaran bajo ninguna circunstancia en el suelo o en los peldaños de una escalera.Que los collares largos, a cierta edad, no estaban aconsejados.Les dijeron que los sombreros de paja estaban reservados únicamente para el verano. Que cuando les llegara el momento asumieran la edad y se retiraran dignamente a un segundo plano. Que se dedicaran a cuidar de los nietos, a regar las plantas y a hacer calceta. Y los años pasaron… Un buen día se dieron cuenta que se estaban convirtiendo en algo que no era ellas. Y decidieron hacer saltar por los aires todas aquellas estúpidas normas que les dijeron. Se pusieron el mundo por montera.Se vistieron como quisieron.Se atrevieron con todo.Y descubrieron que la vida era otra cosa. Que las habían engañado…
*Instantes
