Mi padre, Manuel Chavarría, luchó con gran valor apoyando a Figueres en el ’48… Casi no nacemos nosotras… Y pasó el resto de su vida arrepentido de haber apoyado a quien se comía el dinero de los costarricenses en confites. Y criticándole por diestra y siniestra… Ahora él y mi madre Dora González Volio, deben estar revolcándose en la tumba ante la sesgada decisión de nombrar a Figueres héroe de La Paz, tomada por la peor Asamblea Legislativa de las últimas décadas que el pueblo de Costa Rica haya elegido…. La educación costarricense en su punto más débil ! (foto propiedad del archivo ChavarríaGonzález)