Esta tarde noche, como ya es más que una costumbre salí con mi cámara. Solo una fotografía hice. Pero creo valió mi tiempo buscandola. Logré fotografiar el alma del vendedor de semillas de marañón, don Luis. Ya exhausto del trajín del día, cada noche es atrapado por la oscuridad y se sienta, reposa, piensa… en qué pensará. Cuantos le ven y le ignoran. Cuantos hoy le compraron. Cuantos tendran la dicha mañana de escucharle por las calles de Orotina.. Seemillaas Seemillaas…. Espero su voz ni su cuerpo se agote. Al llegar a su casa contara una tras otra sus monedas.
El premio a su honestidad.. Dios sabrá…
*Fotografía Marciano Molina