AQUELLA BANDERA que izamos para exterminar la corrupción y devolverle al SOBERANO su fe en la posibilidad de un cambio bueno para cumplir lo que prometimos, se contaminó y cayó en manos de fantasmas oscuros y maquiavélicos. La que yo levanté y defendí aún la conservo: sólo que ahora es un harapo que avergüenza. De fuente totalmente confiable se me comunica una desgracia más. Fuente cuyo corazón está destrozado por esta corrupción galopante. Las MESAS DE VIDRIO que proclamaba Ottón para ejercer el poder, ahora son tenebrosas y capaces de ocultarlo todo. Resulta que según mi fuente “el Ministerio de Hacienda quiere contratar el alquiler de un gran edificio en Zapote para “Grandes contribuyentes” de la Dirección General de Tributación. Adivine quién es uno de los dueños del edificio: el hermano del ministro de Hacienda, o sea… más corrupción de este des-gobierno. Así, el actual ministro de Hacienda va demostrando que aprendió muy bien de Fernando Herrero. “ ASCO y vergüenza ajena!!!