Este señor, el Maestro Arnoldo Herrera González, me cambió la vida y no me alcanzará la vida para agradecerle a él y a mi madre que acompañó todo mi proceso para entrar al Castella hace mil años.
Era mi mamá la que me daba clases de solfeo muy pequeñita para entrar al Castella. Hizo mil esfuerzos, algunos no los recuerdo porque estaba muy pequeña, pero lo sé ahora con Anaí mi hija: mi madre debió asumir conmigo y mis hermanos todos estos cuidados que yo asumo ahora. Mientras tanto trabajaba y estudiaba, nos enseñaba, nos cuidaba, nos traía libros, nos llevaba a pasear con enorme esfuerzo. La verdad no entiendo cómo hacía. No alcalza la vida para agradecer a todas esas personas extraordinarias alrededor. Mucho por aprender de ellas.