No creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
No creo en que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
No creo en que la Iglesia Católica sea santa.
No creo en la comunión de los santos.
No creo en el perdón de los pecados.
No creo en la resurrección de la carne, ni en la vida perdurable.
Si creo en el mensaje de amor y de esperanza, de compasión y solidaridad entre nosotros los humanos, que están contenidos en el espíritu mismo del nacimiento de Jesús y la Navidad.
Es por eso que todos los años, sin faltar uno, hago mi portal, reivindicando todos esas enseñanzas que aprendí de mi abuela y de mi madre, que hago mías, y que representan también las más lindas tradiciones religiosas del pueblo del que formo parte.