En cualquier país del mundo la presencia de civiles armados frente a los centros de conteo de votos sería digno de un escándalo.
Esa presencia intimidatoria es la que hacen partidarios de Trump en no pocos lugares.
Lo sorprendente es que sea permitido, porque no es ilegal que estas personas se paseen por las calles con sus fusiles de asalto.
Extrañas realidades de una sociedad en la que millones rinden culto a la violencia.
Consecuencia de una cultura construida sobre la conquista de tierras y el aplastamiento de voluntades por la fuerza.
USA padece de esta enfermedad, que de agravarse, podría ser terminal.