Al llegar al Río Còen, el paso siguiente era montar en el bote la gran piedra que es el símbolo de la celebración del Ak Kuè (Jala piedra), para trasladarla al otro lado y continuar con la fijación definitiva de la piedra a la estructura de madera. Dichosamente no hubo ningún percance y las personas y la piedra llegaron sanos y salvos a la otra rivera del río. En ese sentido, y según la tradición y espiritualidad Bribri-Cabécar, si no se hubiese respetado la naturaleza ni tampoco se le hubiese pedido permiso a los espíritus dueños de las cosas, la piedra no se podìa mover para ningùn lugar y quizàs el bote y la piedra se hubiesen hundido en el río al no contar con el permiso respectivo impidiendo continuar con la actividad.