Doña Rocío era mano dura.
Y es que hay dos formas de ser mano dura:
1) Decirle a los grandes evasores que paguen y aprobar leyes rigurosas que los sancionen y vigilen; ó
2) Recortar la educación pública a toda costa, aunque implique cierres técnicos de universidades y defender gravar la canasta básica, aunque miles de a pie le pidan que no porque no les alcanzará la plata.
Ella era del segundo tipo.
Del tipo que le gusta a la UCCAEP.
Mano dura con el de abajo.