Voy a sentirme triste,
muy triste cuando no tenga
nada para escribir.
Cuando no distinga el asombro
de las flores y los pájaros.
Cuando no me conmuevan
las caricias o los árboles viejos.
Cuando la sombra deje de ser
esa nube que me sigue.
Cuando la vea dormir y
no me importe si sueña o
si está posando para mi deseo.
Voy a ser un hombre triste,
muy triste,
cuando la poesía se me vaya
del corazón
como agua derramada
en las manos que soy.
¿Dejaría de escribir para borrar recuerdos?
¿Para castigarme?
¿Para no vivir del olvido?
Han de ser muy trites
esos poetas que ya no escriben.
Quisiera abrazarles
y saber de memoria
uno de sus textos,
decírselos al oído
para que rían o lloren.
Para que escriban de nuevo
al menos su epitafio.